Las primeras cien páginas fueron horriblemente cansonas y lentas. En mi caso, yo no terminaba de enganchar con la forma de escribir de la autora, la cual encontraba muy, periodística sería la palabra? Por periodística quiero decir, una sucesión de hechos y datos conexos por definición-tiempo, pero sin un “sentimiento” que los adhiriera, y que como lectora me dejara pegada a mi también.
Ya por la página cien más o menos empezó a ponerse interesante. Primero porque casi no tenía remedio, era el único libro que llevé conmigo y muchas horas para leer, y segundo porque la vida y la trayectoria de Haro me parecen demasiado inspiradoras, llenas de coraje y voluntad, enmarcadas en una realidad muy Latinoamericana con la que inmediatamente me sentí identificada.
Y al final, lloré. Los últimos capítulos me tocaron alguna fibra sensible, y Poniatowska, reivindicó todas esas primeras páginas, a mi entender “periodísticas”, y me hizo sentir su amor por el “estrellero” así como también la propia soledad escogida y a veces placentera a la que se abocan algunos científicos (y con ello también abocan a los suyos) y que según mi percepción de alguna manera le tocó vivir a Haro, especialmente al final de sus días.
Haro fue un astrónomo mexicano, cuyas observaciones lo colocaron en el mapa internacional de la astronomía (objetos Herbig-Haro, estrellas ráfagas, estrellas azules…). Más que cualquier otro título, de su historia contada por Poniatowski en este libro, deduzco que fue un nacionalista de acción, que impulsó el desarrollo en áreas como la óptica, electrónica y astrofísica en México (ver en el libro el caso del lente pulido en México para el observatorio de Cananea).
Haro entendía que México tenía las condiciones y podía, a través de una educación de calidad, programas adecuados, y una política bien enfocada ser un país cuyo desarrollo y logros en áreas de ciencia y ciencia aplicada no tuviera nada que envidiarle a los de otras naciones de primer grado. Haro, dedicó su vida, de manera exitosa, a hacer esa convicción una realidad. Y este libro, es sobre todo ese trayecto y los sucesos ocurridos a lo largo de él.
Valoración: Vale la pena leerlo. Es decir: Léalo. Incluso si no le gusta mucho la narrativa de Poniatowska ( mi caso). Valga aclarar, que esto último es una apreciación muy personal, y que no debe en ningún modo prejuiciarle, porque Elena Poniatowska es una escritora laureada (se ganó el Cervantes en 2013), cuya escritura fue ampliamente elogiada por autores de la talla de Octavio Paz. Y no es que los lauros y elogios valgan nada, pero han de tomarse en cuenta, porque en muchos casos, dan constancia de la calidad de algunos escritores. Y no pongo en tela de juicio los méritos de la escritura de Poniatowska, después de todo, me hizo llorar con su escritura y ese, a mi juicio, sí es un mérito importantísimo para cualquier escritor: Influir en el ánimo del lector.
- Autora: Elena Poniatowska
- Año: 2014
- Páginas: 476
- Dificultad de lectura: Fácil
Citas del libro:
“El hombre es capaz de centrar sus pensamientos y sus esperanzas en algo que va más allá de él mismo”
“Haro se ha ganado la fama de energúmeno a fuerza de decir lo que piensa sin importarle a quién tenga enfrente, y esto en un país de caravanas y simulaciones más que un don es un castigo”
“En América Latina tenemos buenos escritores pero el desarrollo tecnológico e industrial va muy atrás. Lo que sí va muy mal es la educación y la mayor parte de nuestro presupuesto debería ser para la educación”
“La democracia no puede existir porque no hay democracia cultural ¿Qué puede lograrse si un individuo no sabe leer ni escribir? No puede votar. Y elecciones es elegir, ¿cómo puede elegir? ¿Qué sabe de un programa político? A la democracia le es indispensable la democracia educativa.”
“El 21 de Marzo de 1988 Guillermo Haro cumple setenta y cinco años y es el científico mexicano más premiado hasta ese momento. Cuando Margáin se lo dice, lo escucha incrédulo, como si hablara de otra persona. No se identifica con la imagen del hombre que describe su amigo y su única respuesta es <<Me hubiera gustado ser mejor padre>>”
“La astronomía es tan absorbente y celosa, que desbanca a cualquier rival”
“Los hijos aman a sus padres por encima de todo”
“…la vejez es terrible en cualquier circunstancia pero en la soledad es peor”